El gambito de dama de Merkelova

El gambito de dama de Merkelova

Un gambito es una jugada de ajedrez que consiste en ofrecer una pieza en sacrificio teóricamente gratis para el enemigo, pero que si éste acepta, le coloca en una situación de inferioridad aun mayor. La palabra «gambito» fue originalmente aplicada para aperturas de ajedrez en 1561 por el sacerdote español Ruy López de Segura, a partir de la expresión italiana dare il gambetto (poner una trampa), y ésta a su vez de gamba (pierna), y del verbo gambettare (hacer zancadilla).

Hemos asistido en las últimas semanas a un episodio de esa estampa tan europea que es la ceremonia de la confusión, en esta ocasión a cuenta del rescate a Chipre. Una chapuza, pensarán ustedes. Un paso en la dirección adecuada, creo yo.

Repasemos alguno de los pilares básicos de lo que significa la Unión, sobre todo desde la perspectiva de los países de la Europa del Norte. La Unión es evidentemente un programa de cooperación pensado para evitar la posibilidad de otra guerra fratricida en Europa. Bien, después de cientos de años de crear idiomas distintos y de pelear sin pausa y sin descanso en todos los rincones del planeta, construir una trama que impida las veleidades bélicas no es sencillo. Por eso se ha comenzado por un programa político limitado, poniendo el acento en la construcción económica, ya que los seres humanos somos irredentos enemigos políticos pero nos ponemos de acuerdo bastante fácil en dos temas: el sexo y el dinero. Repasemos los dos programas con más éxito de la Unión, el Erasmus y la libre circulación de personas y capitales, natural.

Nos hemos dado cuenta, sin embargo, de que hay algunos elementos adicionales imprescindibles para asegurar el éxito del esquema. Y uno de ellos es, fundamentalmente, que para sentarse en la mesa de juego es necesario hacerlo libre de deudas; de lo contrario, uno es reo de sus acreedores. También es necesario que todos los participantes jueguen como caballeros, respetando las reglas de juego establecidas.

Con estas premisas, pasemos a analizar ya el caso de Chipre. Primero el contexto, un pequeño país isleño parcialmente invadido por la principal potencia regional, con un sistema bancario tumoral que tiene un balance 8 veces el PIB nacional, creado alrededor de una legislación y unos controles ultra laxos que lo convierten en uno de los paraísos fiscales más pestilentes de Europa. Por otra parte, el peso de su economía es del 0,2% del PIB de la Unión, una birria, vaya. Un problema cuya solución puede ser experimento con gaseosa.

Antes de desenmascarar el por qué del diseño del rescate a Chipe, hagamos un breve repaso del devenir del resto de los países periféricos.

Irlanda, tamaño: medio a pequeño; origen: especulación inmobiliaria originada por un crecimiento demasiado rápido; fuente de riqueza: atracción de inversión productiva. Ergo, no hay pecado original y al ser un cuerpo joven y robusto, la medicina del rescate le está sentando bien. Diagnóstico: encauzado.

Portugal, tamaño: medio a pequeño; diagnóstico: empacho inmobiliario (mucho más pequeño que el irlandés), con el problema de que el huésped es más viejo (falta de competitividad), por lo que el tratamiento es más difícil de llevar y la convalecencia más larga (no es lo mismo una resaca con 20 que con 50); sin embargo el enfermo, además de jurar que no volverá a beber, se está tomando todas las medicinas del tratamiento que le da la doctora Merkel sin rechistar. Resultado: extensión del plazo para devolver las ayudas y tratamiento verbal “soft”.

España, tamaño: grande; diagnóstico: empacho inmobiliario medio; huésped de edad media. Tratamiento: para los síntomas febriles, antipirético genérico (reforma laboral, financiera), pero la doctora Merkel ha observado sobrepeso y cierta obstrucción coronaria, por lo que el tratamiento se extiende a la Administración y al sistema de pensiones. Resultado: no intervención, ayuda limitada, pero intenso plan de ejercicio para que pierda peso una economía acostumbrada a cenar bocadillo de panceta delante de la tele.

Y en estas llegamos a Chipre. Tamaño: muy pequeño; diagnóstico: intoxicación por setas financieras alucinógenas de origen ruso, que le hicieron pensar que podía volar. Por otra parte, es como ese sobrino lejano que cuando te descuidas, le sisa el monedero a la abuela, un granuja. En este caso, la doctora Merkel ha intentado dar una lección al resto de enfermos “pour encourager les autres”. El gambito (recuerden la etimología de la palabra) se ha basado en poner a Chipre en una situación tal que los propios ciudadanos no pudieran aceptar la propuesta de quita sobre los depósitos, sobre todo los de inferior cuantía. Les resumo, si me permiten, cómo sería el resto de la jugada. Los ciudadanos dicen “¡no a la quita sobre los depósitos!”, Alemania no puede prestar, Chipre debe abandonar el euro y devaluar. Al devaluar, se devalúa la nueva producción pero tu deuda sigue estando denominada en euros, que es lo que acordaste con tus acreedores, no en libras chipriotas, deuda que claro, después de devaluar, se ha duplicado (en término de esas libras), por lo que quiebras inmediatamente. Bien, ahora ya nadie te presta ni para el pan, por lo que se paga todo a tocateja. Esta maniobra es una salida si el país es competitivo, tiene un tejido empresarial y puede exportar algo con lo que comprar las importaciones necesarias para el consumo del país y la economía hasta que a los prestatarios se les pase el cabreo y te vuelvan a prestar.

Si eres Chipre y no produces nada, no puedes ni pagar el petróleo que permite alumbrar las casas y mover los vehículos, por lo que el país se paraliza, no se puede alimentar a los habitantes y voilá, tenemos a los helicópteros de los ejércitos de la Unión lanzando sacos de comida en el telediario, un pequeño Mad Max mediterráneo con el agravante de que hay una división del ejército turco en la mitad norte del país. Merkel quería precisamente eso, para poder decirles a los demás enfermos “mira lo que pasa si no te tomas la medicina”. Además le dice a los mercados de capitales mundiales, “no tengo ningún problema en amputarme órganos podridos” (aunque en este caso no sea mayor que el lóbulo de una oreja). Por lo tanto, el euro se refuerza y gana credibilidad. Jaque mate.

Los dirigentes chipriotas, que han visto Mad Max, no ven el órdago porque la idea del suicidio les da pereza, así que agachan la cerviz y se tragan la medicina justo a tiempo, aplicada sobre los depósitos de más de 100.000 euros y el resto de acreedores de la banca chipriota. Pena, dirá Merkel.

Finalmente, a por los tapados. ¿Les ha sorprendido la súbita decisión del Gran Ducado de Luxemburgo de comenzar a compartir toda la información fiscal con el resto de la Unión esta semana después de 40 años de negativa DENTRO de la Unión, y aislando de paso la posición de Austria, el otro gran “tapado” del secreto bancario dentro de la Unión? A mí no, porque Chipre ha recibido la patada en el culo que Alemania y Francia quieren dar a Luxemburgo y Suiza. Aviso a navegantes: como vayas de listo y te pille en un renuncio (el de los chipriotas fue que sus bancos invirtieran masivamente en deuda griega que después quebró llevándoselos por delante), te paso a cuchillo. Y ganas no faltan.

¿Qué pasará a partir de ahora? Eliminación del secreto bancario dentro de la Unión y probablemente presión sobre los eslabones más débiles del mundo de los paraísos fiscales bancarios en Europa: Mónaco, Andorra y Malta. Luxemburgo tiene un negocio fantástico de servicios auxiliares financieros ultra competitivos, así que en el fondo tampoco necesita el dinero negro. Claro que para dejar un mal hábito siempre hace falta un empujoncito. Suiza seguirá en sus trece alojando y blanqueando dinero negro a destajo, ya que están demasiado pringados en el tema y se ven fuertes con el apoyo de otros sectores económicos muy competitivos como el de maquinaria de precisión y el farmacéutico, aunque en mi pueblo dicen que todo santo tiene su octava, y cada cerdo, su San Martín.

¡Vaya Unión estamos construyendo, que en vez de ayuda y solidaridad lo que me ofrecen es un regalo envenenado! El problema es que debe quedar claro que la elegancia y la solidaridad solo se pueden aplicar a los cumplidores de la ley, no al que sisa la cartera de la abuela.

De momento, Merkel 1, paraísos 0.

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